La
semana pasada le tocó el turno a la mentira y esta a la paguita, todo ello
relacionado con el mundo de la política, un hervidero de despropósitos.
Se
ha hablado mucho de lo que cobran algunos políticos cuando abandonan su cargo
para dedicarse a otros quehaceres. Nunca me ha parecido bien que, por el simple
hecho de haber ostentado un cargo de responsabilidad en la política española,
tengan derecho a una paga. Aunque hayan prestado un gran servicio al país, un
político es un ciudadano normal y corriente, debiéndosele aplicar el mismo
trato que a un trabajador por cuenta ajena.
Entiendo,
sin embargo, que si para dedicarse a la política, una persona ha debido
abandonar su profesión (ya sea médico, abogado, economista, o fontanero),
merece una compensación económica cuando, tras varios años de haberse ausentado
de su antiguo puesto de trabajo, reciba lo que podríamos considerar una
compensación económica —como si se tratara de una indemnización— que le permita
subsistir hasta que vuelva a la vida laboral “civil”. Una excepción sería en el
caso de que el político gozara de una excedencia por ser funcionario público,
pues tiene asegurada una plaza de propiedad en la administración o en cualquier
otra institución pública (Hacienda, Hospital público, Judicatura, etc.) en la
que trabajaba. También, según qué profesión ostente, esa indemnización no sería
imprescindible, pues un abogado, por ejemplo, podrá reincorporarse al bufete que abandonó sin
ningún problema e incluso abrir su propio bufete, gracias a que, tras haber
pasado por la política, gozará de una imagen profesional indiscutible (ver el
caso de Miquel Roca Junyent, uno de los padres de la Constitución Española y
del Estatut de Catalunya, y ex portavoz de CiU, creador de uno de los
principales bufetes de Barcelona y del Estado Español). También es bien sabido
que un político que ha jugado un papel importante en el Parlamento o en el
Senado, tiene las puertas abiertas en multitud de Empresas, tanto nacionales
como internacionales, lo que se conoce como las puertas giratorias o enchufismo.
El caso más reciente es el de Salomé Pradas, exconsellera de la Comunidad
Valenciana y principal imputada en la causa de la DANA, destituida por Mazón,
que acaba de ser fichada por la Universidad Internacional de Valencia (VIU),
privatizada por el PP, como colaboradora en el área de Derecho, volviendo,
según sus palabras, a ejercer la abogacía y la docencia.
Antes
de proceder a una indemnización por el tiempo dedicado a la política en
exclusividad, también se debería tener en cuenta el patrimonio acumulado
durante su labor política, añadido al que ya tenía con anterioridad, es decir
de qué recursos económicos dispone quien ha dejado vacante su plaza. No creo
que muchos políticos necesiten una paga para subsistir durante el tiempo
necesario hasta encontrar otro trabajo remunerado. Pero, claro está, cada caso
es distinto a otro y no se puede establecer un tratamiento igualitario, pero sí justo.
Por
todo ello, he querido saber quién tiene derecho a esa paga a cuenta de los Presupuestos
Generales del Estado o de la Comunidad Autónoma a la que pertenezca el
afortunado.
Como
ocurre en tantos otros casos, existe una gran diversidad de normas según la
Comunidad Autónoma a la que nos refiramos, de modo que no se puede generalizar.
Aun así, hay que distinguir entre diputados (incluyendo a ministros) y
expresidentes. Los primeros tienen derecho a una “indemnización de transición”
cuando dejan su cargo, pero no a una pensión vitalicia. Dicha indemnización
cubre la carencia de cobertura por desempleo y se suele calcular en 52 días de
la asignación que estaban percibiendo y que cobran en un solo pago.
Si
nos referimos a los expresidentes de las CCAA, la cosa cambia, aunque también
hay muchas diferencias entre Comunidades, diferencias que sería muy prolijo
describir aquí.
Hay
autonomías que pagan sueldos a sus expresidentes, directa o indirectamente, mediante
su inclusión en un consejo consultivo y con derecho a disponer de una oficina,
chófer y un servicio de seguridad.
Las
hay que no ofrecen un sueldo a sus expresidentes, entre las que se encuentra la
Comunidad de Madrid, aunque, a propuesta de su presidenta actual, está preparando
un “Estatuto de expresidentes” según el cual, un expresidente de esa Comunidad sí
recibiría una paga, con chófer y despacho por un máximo de cuatro años.
En
algunas CCAA, el periodo durante el cual se tiene derecho a cobrar un sueldo es
variable, dependiendo del tiempo durante el cual hayan ocupado su cargo y
también de la edad, pudiendo cobrar, al cumplir los 65 años, una pensión
vitalicia equivalente a un mínimo del 60% y un máximo del 80% de lo que
percibían en el cargo.
Entre
tantas discrepancias y particularidades, sobresale el caso, de máxima
actualidad, que concierne a Mazón, el actual presidente de la Comunidad
Valenciana pues, de no prosperar la reforma presentada por el grupo
parlamentario Compromís, los presidentes de esa Comunidad seguirían cobrando
75.000 euros anuales durante 15 años, una vez concluido su mandato. Así pues,
si Mazón resiste en su puesto hasta julio, tal como se insinúa, cobraría esa
cantidad durante los próximos dos años, que es el tiempo que habría estado en
el cargo actual, requisito indispensable para poderse acoger a ese subsidio.
Si
nos referimos ahora a los presidentes del Gobierno, estos son los únicos que
tienen derecho, sin excepción, a una paga vitalicia, medida esta que creó
Felipe González en 1992 y de la que disfrutan todavía Mariano Rajoy, José Luis
Rodríguez Zapatero y José María Aznar, cifra que ascendía en 2022 a unos 75.000
euros anuales. El actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cobraría unos
61.000 euros al año si dejase de ostentar el cargo.
Felipe
González sería el expresidente que más ha ingresado hasta el momento, ya que es
el más longevo (perdió las elecciones en 1996). En total, habría cobrado más de
1,8 millones de euros, José María Aznar 1,5 millones y Rajoy 341,618 euros. Y a
ello hay que añadir otros beneficios, como el de contar con un automóvil con
chófer, escolta y seguridad, y disfrutar de libre pase en las compañías de
transportes terrestres, marítimas y aéreas del Estado.
¿Merecen
estas personas tales beneficios? Y no me refiero a un merecimiento moral por lo
que han hecho por el país (si es que han hecho algo), sino simplemente a una
necesidad económica de tales dimensiones pues, todos ellos tienen unos ingresos
más que suculentos procedentes de sus actividades extrapolíticas, empresariales
y de todo tipo. ¿Acaso no se dedican, o se han dedicado, a la política por
vocación? ¿Por qué, pues, debemos pagarles un sueldo una vez han dejado su
cargo? Ni siquiera una indemnización. Este subsidio solo se lo merece quien ha
trabajado en una empresa durante años y se queda en el paro por motivos ajenos
a su voluntad, que tiene una familia a la que sostener, unos hijos a los que
educar y una vivienda que pagar.
Deberían
tomar ejemplo de Julio Anguita, quien después de más de ocho años como
parlamentario, renunció a la pensión de jubilación como exdiputado, pasando a
cobrar solamente la de profesor de escuela. Y ya no hablemos del recientemente
fallecido Pepe Múgica, expresidente de Uruguay, un referente mundial en cuanto
a humildad y renuncia a cualquier tipo de ingresos extraordinarios y que donó
alrededor del 90% de su salario mensual de 12.000 dólares durante sus cinco
años de gobierno a organizaciones benéficas y a pequeños empresarios.
Pero,
claro, no vamos a exigir, ni tal solo pedir a un político profesional que se
acoja al voto de pobreza, pues si en el ámbito sacerdotal —en el que se exige,
además, el de obediencia y castidad, casi nada—, ya hay una escasez de
vocaciones, en el político estaríamos a dos velas.
¿Creéis,
en definitiva, que mis sugerencias, por extremistas que parezcan, son no solo
plausibles sino también correctas, o tal vez me he extralimitado con mi
planteamiento “antisistema político” en plan fanático intransigente de izquierdas?
Si tienen otra retribución del carácter que sea, el estado no tendría que darles nada.
ResponderEliminarEn cuanto lo de una oficina con secretaria y chofer... lo dejo a criterio del parlamento de turno y siempre y cuando haya estado una legislatura completa en el cargo.
Un abrazo.
Y para qué nesitarán una oficina con secretaria y chofer, me pregunto. ¿Quizá para que alguien afín al cargo inhabilitado utilice esa oficina para hacer sus negocios, como hizo el hermanísimo de Alfonso Guerra? Quién sabe. Lo de la seguridad personal ya es más comprensible, pues durante su paso por la política seguro que han ido acumulando enemigos peligrosos, je, je.
EliminarUn saludo.
Lo gracioso de todo esto es que algunos miembros de la clase política despotrican hacia las personas vulnerables que desde luego tiene derecho a una paga de subsistencia. Lo que está pasando en Barajas con la gente sin techo es aberrante para un país decente. Y respecto a los políticos en lo personal salvaría los sueldos de los presidentes del Gobierno ya que están muy por debajo de lo que puedan cobrar los altos ejecutivos en la empresa privada. Otra cosa es los sueldos vitalicios en los que no estoy de acuerdo. Muy buena exposición de lo hechos, Josep.
ResponderEliminarAbrazos.
Pues sí, hay quien habla despectivamente de "paguita" a los que reciben un subsidio para no morirse de hambre, mientras que ellos se llenan los bolsillos, muchas veces fraudulentamente.
EliminarNo me parecería mal que se les aumentara el sueldo a los que ostentan un cargo de alta responsabilidad, como sería el de la presidencia del Gobierno, pero no me parece adecuada esa paga vitalicia. De todos modos, también se dan tratos exageradamente generosos a los presidentes de la banca y de las energéticas cuanso se retiran de sus cargos.
Un abrazo.
Resulta patético que el (salvo escasas excepciones) lamentable paso por la carrera política todavía abra muchas puertas para poder seguir chupando del bote.
ResponderEliminarUn abrazo.
El paso por la política es un escalón más que lleva al político hacia el éxito profesional y a la riqueza personal.
EliminarUn abrazo.
Desde luego con todo el dinero público que se gasta en mantener a los "ex políticos" se podría compensar la bajada de impuestos de la que tanto habla la derecha y seguir manteniendo una política social digna. Es una vergüenza cómo está la Seguridad Social tan escasa de personal; la Justicia, igualmente escasa de personal y con los casos acumulándose en los despachos; no sé cómo andan las fuerzas de seguridad, pero imagino que más o menos igual (por poner tres casos muy notorios y sin querer hablar de la educación para que no se me acuse de arrimar el ascua a mi sardina). Lo que decía es una vergüneza ver cómo están esos servicios públicos y estar gastando el dinero en aumentar la riqueza de quien menos lo necesita. En fin, ellos hacen las leyes y ellos legislan a su favor, como está tratando de hacer Ayuso corrigiendo esa falta de sueldo para cuando deje el cargo.
ResponderEliminarUn beso.
Se habla mucho de la mala distribución de la riqueza como el gran problema de la sociedad capitalista, y son los propios políticos que, cuando llegan al poder, se encargan de acumular dinero que todos pagamos. Mientras unos se enriquecen o bien destinan millones de euros en la financiación de obras o proyectos que no son prioritarios para el país, quienes realmente necesitan una justa financiación, como los casos que mencionas, pasan grandes dificultades para ofrecer el servicio que se espera de ellos (falta de profesores, de médicos, de asistentes sociales, de jueces, etc.).
EliminarY en cuanto a los sueldos y prebendas que reciben la mayoría de políticos, ¿te imaginas que cuando un empleado es fichado por una empresa, aquel fijara su salario y pusiera las condiciones laborales que a él le interesan? Pues eso es lo que hacen los políticos. Como Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como.
Un beso.
Es una vergüenza lo de las paguitas. Se tiran una legislatura (como mínimo) tocándose las narices o lo poco que hacen, haciéndolo mal, y encima hay que indemnizarles. Son ellos los que nos tendrían que indemnizar por engañarnos como a bobos y por mentirnos en la cara.
ResponderEliminarLo que parece que no cale en ningún político es que su misión es un servicio público no una lanzadera para enriquecerse y vivir de las rentas una buena temporada.
Es alucinante la cantidad de dinero que se va en estas cosas y los comedores sociales, las bibliotecas, la sanidad y la educación sin dinero con el que invertir.
No sigo que me enciendo.
Besos.
Ya que está en auge la privatización de empresas e instituciones públicas, yo trataría a la clase política como si fueran empleados de una empresa privada, con todos sus pros y sus contras. Si alguien no da el callo, a la calle, je, je. Y nada de tener en propiedad un escaño cuando se le expulsa de su partido. Y así muchas otras cosas, entre las cuales se podría establecer un salario variable según la productividad. Pero, como decía, si esto fuera así, nadie querría meterse en política.
EliminarY ciertamente, lo más indignante es que, mientras muchos políticos se enriquecen a costa de todos nosotros y se destinan grandes sumas de dinero en prebendas tan innecesarias como inmerecidas, en otros ámbitos públicos de gran interás social, como la sanidad y la educación, las pasan canutas para llevar a cabo sus funciones de una forma mínimamente digna.
Un beso.
Hola, Josep!
ResponderEliminarLa verdad es que es un tema lleno de controversia. Por un lado, por todo lo que dices, si ya han amasado una fortuna, ¿qué necesidad hay de amasar otra? Además, si son tan cualificados como para llegar a lo más alto de la política por tema vocacional, ¿qué problema tendrá a la hora de buscar un trabajo más mundano? Aunque lo que más me chirria es el tema del asesor. Es decir, si yo en mi trabajo necesito ayuda extra, si necesito asesoría para qué cuestiones, me la pago yo, no le digo a la empresa que me pague un asesor de imagen si no sé labarme el pelo, o si no sé atarme los zapatos, ¿por qué los políticos sí pueden tener todo tipo de asesores a cuenta del estado? Que se los paguen ellos si no estan cualificados para realizar su trabajo.
En fin, este tema da para una conversación infinita, y cuan más larga sea más desespera.
Un fuerte abrazo
Hola, Pepe!
EliminarSiempre había oído decir que el poder corrompe, y todos los días tenemos claros ejemplos de que esto es verdad. Quien tiene dinero, quiere más, sea como sea. Es indignante que alguien se meta en política para forrrase.
Lo de los asesores ya es de juzgado de guardia. Si el político responsale de una cartera no tiene ni idea de cómo gestionar su trabajo, que se decique a otras cosas. Entiendo que, para un tema extremadamente especializado echen mano de un experto, pero tener a sueldo uno, o varios asesores por sistema, es impresentable. Está más claro que el agua que la estructura de los ministerios está sobredimensionada. Solo hay que ver la exitencia, por ejemplo, del adjunto al subdirector de la Subsecretaría de acción social de derechos humanos y cosas tan raras como esta. Para qué tanta gente chupando del bote y que, eso sí, hacen el trabajo de quienes no dan palo al agua, que son los de arriba y los que máa cobran. Una vergüenza!
Un abrazo.
Creo, Josep, que yerras en el título que das a tu escrito. No es una paguita, es un sueldazo; paguitas son esas pequeñas dádivas (limosnitas, más bien) que sin ton ni son se dan en general como si llovieran del cielo y sin mirar a quién, dando lo mismo si tu patrimonio es altísimo que si estás en la miseria. Eso son paguitas; lo que hoy traes son sueldazos, robos a mano de legisladores. Y lo peor es que nuestro país es un puzle de 17 estaditos con iguales prebendas todos, los cuales compiten en ver quién llega más lejos, quien 'la tiene más grande'. Lo más triste e hipócrita es que los sueldos de la administración central del estado donde se incluye el gobierno, claro, sean inferiores a todos o a la mayoría de los de las autonomías del propio estado. Eso es algo que no cabe en cabeza pensante alguna; ¿por qué se mantiene?, ¿por qué ningún gobierno en ninguna legislatura ha puesto coto a tamaño dislate? Desde luego da para pensar.
ResponderEliminarDice la canción popular -de Loquillo, creo que es- eso de "yo para ser feliz quiero un camión", pues de igual manera yo para ser feliz prefiero no pensar en estas cuestiones porque me enervan por injustas cuando lo hago.
Un saludo mañanero
Bueno, Juan Carlos, este título pretende ser una caricatura de la realidad. Se habla mucho de "paguitas" que, como bien dices, son pagas de pequeña cuantía, sin que ello no deje de ser impropio. Pero muy poco se habla, como si fueta un tema tabú, de lo que cobran nuestros políticos, no ya como salario, que podemos considerar más o menos justo, sino de todos los flecos que, poco a poco, van engrosando sus bolsillos. Extras por tal o cual cuestión. Complementos que pueden legar a igualar el sueldo, como gastos de representación, pernoctación y un largo etcétera. Y ya solo falta esas compensaciones económicas para cuando cesan en su actividad política.
EliminarSi en una empresa privada, hay un sistema establecido para fijar el salario de los trabajadores según su formación y responsabilidad, y no puede darse el caso de que quien pertenece a un grupo profesional inferior gane más que el director, no se entiende que cada Autonomía establezca un criterio salarial sui generis, dánndoe la circunstancia que un presidente autonómico cobre más que el presidente del Gobierno. Ver para creer.
Un abrazo.
Hola Josep. Este artículo es un cañonazo que va directo al grano, perfecto para este blog donde nos encanta debatir temas con sustancia. Abordas el tema de las pagas a políticos con un tono crítico, pero no panfletario, mezclando datos concretos con un toque de ironía que hace que la lectura sea tan entretenida como indignante por lo que supone algo tan enervante como que esa gente esté viviendo como príncipes por el simple hecho de haber nacido. Desde el arranque, con eso de “un hervidero de despropósitos”, ya nos introduces en una conversación que promete chispa, y cumples con creces.
ResponderEliminarMe encanta cómo desglosas el sistema de indemnizaciones y pensiones vitalicias, desde los expresidentes del Gobierno hasta los de las Comunidades Autónomas, con ejemplos como los 109.000 euros anuales de Pere Aragonés o los 1,8 millones acumulados por Felipe González. Los números son claros y te hacen alzar una ceja, mientras que casos como el de Salomé Pradas y las “puertas giratorias” añaden un punto de rabia contenida que conecta con cualquiera que haya sentido que el sistema premia a los privilegiados. La comparación con trabajadores normales y la mención de figuras como Julio Anguita o Pepe Múgica es un golpe maestro: pone en perspectiva lo absurdo de estas pagas frente a ejemplos de integridad.
Te cuestionas a ti mismo al final, preguntando si serás un “fanático intransigente”: pues te diré que de eso, nada. Es un texto que te hace pensar y discutir, cómo no.
Felicidades por el análisis que nos ofreces.
Muchas gracias, Marcos, por tu amable comentario y me alegro que coincidas conmigo. Muchas veces me ocurre que, después de haber publicado una entrada crítica (todas las de este blog suelen serlo) temo que me haya pasado tres pueblos y que mis lectore/as me consideren un extremista e intolerante. Por fortuna, no he tenido, hasta ahora, ningún encontrozado dialéctico con nadie, bien porque quien discrepa de lo que afirmo no se atreve a generar un conflicto y se calla, o bien porque mis lectore/as son lo suficientemente empáticos conmigo y con el tema que saco a relucir y se adhieren a mis propuestas y/o críticas, considerándolas positivas.
EliminarUn abrazo.
La dedicación a la política debería ser vocacional y no pensando en hacerse rico. Un médico, por ejemplo, si solo ejerce su profesión pensando en el dinero, mal médico será. Si un profesional se enriquece trabajando honradamente no hace daño a nadie y es un afortunado, pues no todos pueden conseguir lo mismo, a no ser que sea un arquitecto o un abogado de prestigio- Pero un político ¿de dónde pùede obtener tanto dinero como algunos, que llegan a acumular un gran patrimonio, si no es a base de chanchullos?
ResponderEliminarUn abrazo.